Adolfo Pacheco, enamoró a Mercedes cantándole ‘El mochuelo’

Una mañana de hace nueve años el compositor Adolfo Rafael Pacheco Anillo estuvo visitando a Barrancabermeja, Santander, donde se sentó a tomarse un tinto a orillas del caudaloso río Magdalena, comprobándose que era un narrador auténtico porque ponía sus palabras al lado del corazón. La charla con el periodista fue extensa incluyendo canciones inolvidables, caso de ‘El mochuelo’.

Él compositor de San Jacinto, Bolívar, de la alegría pasó a la melancolía porque la mujer en la que descargó sus sentimientos no le correspondió a pesar de sus detalles, cerrando con el dolor del alma esa puerta que nunca más se abrió.

De esta manera, volvió con su pensamiento a tomar en sus manos el famoso mochuelo que ‘Joche’ le regaló para su novia querida. “En enero ‘Joche’ se cogió, un mochuelo en las montañas de María, y me lo regaló, no más, para la novia mía”.

El juglar comenzó así el relato. “La historia sucedió en una de las tardes del mes de enero del año 1962 donde ‘Joche’, cuyo nombre era José Elías Anillo, gran amigo y paisano, a quien le había encargado un mochuelo. Él optó por regalármelo porque no me lo quiso vender. Yo tenía pensado dárselo a Mercedes Arrieta Leones, quien era mi novia y compañera de trabajo en aquel momento”.

En ese párrafo resumió el secreto de ‘El mochuelo’ canción que grabaron 21 años después Otto Serge y Rafael Ricardo. Él continuó diciendo con su voz pausada que esa obra tuvo el más alto vuelo en la música vallenata y todavía se seguía escuchando.

Enseguida con toda la serenidad expresó. “José Elías Anillo, a quien también le decían ‘Joche pulga’, tenía fama de buen cazador de toda clase de animales en esa amplia zona de los Montes de María. Después fue un excelente sastre. Él se convirtió en uno de los protagonista de la canción donde narro que el mochuelo se lo regalé a mi novia a quien le gustaban los pajaritos”.

Estando en el éxtasis de la emoción sublime esa que provoca regresar el tiempo tocado por las añoranzas, contó mayores detalles de esa obra que engalana el cancionero vallenato. “Ese mismo año grabé la canción con el acordeonero Humberto Montes, pero poco se escuchó. Años después el acordeonero Rafael Ricardo, me la solicitó haciéndola éxito al lado del cantante Otto Serge. Claro, que la canción tuvo otras versiones”.

Nueva estrofa

Después de contar sobre la receptividad inmediata que tuvo la canción, recordó un detalle poco conocido. “En un momento Rafael Ricardo me comentó que la canción estaba corta y requería de otra estrofa. Con gusto la alargue y le hice una nueva”. Sin pausa la cantó. “Tu cantar, tu lírica canción, es nostálgica como la mía, porque mochuelo soy también de mi negra querida”. De esta manera la canción quedó con una duración de cuatro minutos y 56 segundos.

Siguió contando y señaló. “Supe que la canción al comienzo no tenía mucha acogida en la casa disquera porque dizque era fea, pero Rafael Ricardo se la jugó y ganó. Bien lo dice el dicho que el que sabe, sabe, así esté en el oscuro”. Soltó una larga carcajada de hombre veterano de mil luchas en el pentagrama del folclor, donde verso a verso pintó muchos cantos sin pincel y sin paleta, buscando como el poeta la armonía en el color.

Entrando en el plano de las comparaciones, la inspiración lo llevó a ver al mochuelo metido en una jaula y él también preso por el amor de aquella mujer. En ese preciso momento el sentimiento fluctuó en esos corredores invisibles donde el alma palpitaba con mayor razón. “Él perdió su libertad para darnos alegría, lo que pa’ su vida es mal, bien es pa’ la novia mía”.

Me dijo Mercedes…

Los años irremediablemente pasaron a lista quedando solamente los recuerdos intactos, y además cantados donde se reseña que en enero ‘Joche’ se cogió un mochuelo en las montañas de María, y al regalarlo llegó directamente a las manos de Ana Dolores Arrieta o Mercedes Arrieta, quien nunca quiso dar el paso para estar al lado de su pretendiente.

De esa manera surgió la famosa canción ‘Mercedes’ grabada en el año 1980 por Daniel Celedón e Ismael Rudas ‘El Doble Poder’, donde el compositor le insistió a la dama de formación cristina, pura y respetuosa que podía tener la vida asegurada. Ella, le rechazó el viaje a Cartagena, y por ende le cerró su corazón con el argumento de ser casado, pertenecer a su mujer y a sus hijos.

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Ante esta negativa Adolfo Pacheco no tuvo otra opción que cantarle lo siguiente a su compañera, con quien era docente en el Instituto Rodríguez de San Jacinto, Bolívar. “Ayer dijiste te quiero, hoy me pides que te olvide. Después que matas al tigre le sales huyendo al cuero”. Mercedes también fue protagonista de la canción ‘Sin compromiso’ que cerró ese capítulo de su vida.

El compositor, el poeta, el abogado, el excelso narrador y el profesor, contó que después no supo más de Mercedes, y solamente quedó la evidencia de esa historia escrita en el tablero de la vida que no tuvo la tiza necesaria para resaltar la palabra Amor.

Al final el compositor entró a la faceta de buen pensador haciendo una rápida reflexión, manifestando que el romanticismo estaba quedando en el olvido, especialmente entre la nueva generación. “La poesía y los detalles poco cuentan porque la rapidez en cosas del amor no lo permiten. Ahora, se llega a la meta casi enseguida y sin esforzarse mucho”.

Esa es la verdad, porque los enamorados no hacen paseos visuales por la luna besando el silencio de la noche, las flores no llegan para hacer sonreír, no se sueña despierto y los poemas no pueden desmayarse en el corazón de la mujer amada. Es decir, el amor poco escampa en el alma.

Las canciones del maestro Adolfo Pacheco Anillo, quien murió el 28 de enero de 2023, siguen viajando en el tiempo sin detenerse y más en el primer mes del año cuando las reminiscencias se asoman por los montes de María. “Ado”, así le decía Mercedes, vives en los corazones de los amantes del folclor.

Por Juan Rincón Vanegas

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