Las crisis sanitaria y económica de la COVID-19, generan un mayor interés por la adaptación al mercado laboral, tanto para acceder a él como para mantenerse dentro. Àngels Fitó, vicerrectora de Competitividad y Empleabilidad de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), prevé que, como en anteriores recesiones, haya una «reactivación» de la formación continua en estas primeras fases del «periodo de incertidumbre» y recomienda a los trabajadores que recapaciten sobre los aspectos profesionales que deban mejorar. «Resulta conveniente reflexionar, más allá del presente inmediato, sobre cómo actualizar competencias profesionales acorde con las tendencias del mercado», propone. «Las competencias transversales siguen siendo primordiales, pero en unas circunstancias difíciles, marcadas por la pandemia y la incertidumbre, las competencias digitales que implica el teletrabajo, junto con la versatilidad y la capacidad de adaptación, cobran mayor importancia», señala Mihaela Enache, profesora de los Estudios de Economía y Empresa, que resalta que estas crisis pueden llevar a los trabajadores a «procesos de cambio».
La importancia del reciclaje laboral crece, y así lo expone el Foro Económico Mundial (WEF), que afirma que un 54% de los trabajadores del mundo necesitará «actualizar sus habilidades» antes del año 2022. «La complejidad y volatilidad del mercado de trabajo hace que resulte prácticamente impensable poder progresar profesionalmente si no se realiza un reciclaje periódico», explica la vicerrectora de la UOC, que resalta que es «responsabilidad» de las empresas tener planes de formación que se adapten a la evolución del negocio. La profesora también cree que invertir en el reciclaje de los trabajadores tiene beneficios en todos los ámbitos, tanto en motivación como para ayudar a que los empleados descarten cambiar de compañía. «Refuerza el compromiso afectivo y con la empresa, y constituye una herramienta valiosa para retener el talento», ratifica.
Los empleados valoran la inversión
Pero los investigadores también reflejan el interés de los empleados por seguir aprendiendo. El 75% de los encuestados realizaría un curso sugerido por su jefe directo, según un estudio de LinkedIn, que corrobora que el compromiso con la empresa también es mayor si hay planes de este tipo: el 94% de la plantilla estaría más tiempo en una compañía si invirtiera más en su aprendizaje y desarrollo. «Cada vez las personas son más conscientes de los cambios en sus puestos de trabajo y que están modificando los atributos profesionales que se requieren», advierte Fitó, que señala que las nuevas tecnologías son un ejemplo «evidente» de estos cambios, porque obligan a adaptar parte de los procesos. Las empresas, según las expertas, deberían responder a esta demanda. «Resulta interesante, eficaz y socialmente responsable invertir en el reciclaje de la plantilla», insiste Fitó, que indica como otras razones el cambio constante del mercado de trabajo y la lejanía que hay respecto al sistema educativo.
Ikigai: la técnica japonesa para la reinvención profesional
La profesora de los Estudios de Economía y Empresa también opina que, en momentos de crisis como este, son habituales los cambios de rumbo laboral. «Tenemos más tiempo para reflexionar sobre lo que más nos llena o nos apasiona, y canalizar nuestros esfuerzos hacia sendas que todavía no habíamos recorrido», señala. Así, la docente cree que hay trabajadores que optan por «mejorar o ampliar» competencias propias o «reforzar» los puntos fuertes, y otros que miran más a largo plazo, para «tener una visión clara de futuro».
El confinamiento de los empleados en sus casas por el estado de alarma pudo convertirse para muchos en «el espacio» para el cambio de rumbo a través del autoconocimiento. Así lo cree Montse Pujada, coach especializada en reinvención profesional, que pone en práctica la técnica japonesa Ikigai para buscar un equilibrio personal que pasa por lo profesional: «Vivimos desconectados de nosotros mismos. Si estamos agradeciendo el parón, ¿qué es lo que nos indica?». Se trata, expone, «de un trabajo de investigación sobre uno mismo» para poder buscar la trayectoria profesional que más se adapte a las fortalezas de cada persona. «Si todos pudiéramos dedicarnos a algo que nos apasionara, ¡imagina cuánta satisfacción y cuántas personas se sentirían realizadas!», exclama. Pujada rechaza el mundo laboral de «competitividad mal entendida» o de «falta de confianza» y apuesta por complementar las habilidades técnicas «fundamentales» con las llamadas «blandas». «Yo elegiría para trabajar a alguien con quien tuviera conexión personal: con empatía, humildad, que sepa reconocer errores y con ganas de aprender», específica. También la profesora de los Estudios de Economía y Empresa apuesta por el autoconocimiento «para avanzar en la carrera profesional» y por desarrollar competencias «transversales» como la capacidad de trabajo en equipo, la inteligencia emocional o el pensamiento analítico.