La muerte de una familia bogotana en el interior de una habitación del hotel Portobelo, en la isla San Andrés, continúa siendo un caso rodeado de interrogantes. Aunque la principal hipótesis de las autoridades apunta a una posible intoxicación, los familiares de las víctimas insisten en que no se descarta un crimen, por lo que piden una investigación rigurosa y transparente.
Viviana Andrea Canro, su pareja y su hijo de cuatro años fueron hallados sin vida el pasado 11 de julio en una de las habitaciones del hotel. La escena fue descubierta por el padre de la mujer, Orlando Canro, quien se hospedaba en el mismo lugar con su esposa, con motivo del Día del Padre.
“Yo fui a llevarles café en la mañana, abrí la puerta y me encontré con mi hija desnuda en el piso. Corrí a taparla con una cobija porque mi esposa venía detrás de mí. En la cama estaban mi nieto y el papá del niño”, relató el abuelo en una entrevista concedida a Noticias Caracol.
Los primeros resultados forenses arrojaron que el cuerpo del menor no presentaba signos de intoxicación evidentes. “No le encontraron nada raro en el estómago, tenía una espuma normal y el hígado limpio. Por ahora no hay certeza de la causa”, agregó el abuelo.
La incertidumbre crece ante la aparición de conversaciones y audios revelados por el diario El Tiempo, donde la madre fallecida reportó problemas en la habitación donde fueron alojados. Según los mensajes, Viviana solicitó el cambio de la habitación 404 por problemas de humedad y malas condiciones sanitarias. “Este hotel está mohoso, huele a humedad. No tienen toallas. Me dio pena con mis papás”, dijo la mujer en un audio enviado a una familiar.
Una fuente cercana a la investigación confirmó que esa solicitud fue registrada y que se habría intentado gestionar un cambio de habitación. Entretanto, desde la administración del hotel han afirmado que han colaborado con las autoridades desde el primer momento y han acompañado a la familia durante el proceso.