Con un rostro cansado y una voz quebrada por la indignación, César Oñate, usuario de la EPS Sanitas, se plantó el pasado lunes 7 de abril a las afueras de la sede ubicada en el barrio Las Flores, exigiendo una respuesta a la falta de medicamentos que necesita con urgencia para tratar su enfermedad. Como él, muchos usuarios viven una verdadera odisea para acceder a tratamientos esenciales.
Oñate es paciente con artritis reumatoide, condición que requiere un manejo médico constante, entre ellos, el suministro de unas ampollas de alto costo cuyo valor puede superar los cinco millones de pesos. “Desde el 14 de marzo estoy esperando unas ampollas que debía aplicarme ese día, pero hoy es 7 de abril y aún no hay respuesta”, denunció.
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A pesar de tener una tutela a su favor desde noviembre del año pasado, asegura que la EPS Sanitas y su dispensario, SYD, no han garantizado la entrega de sus medicamentos. “Ni siquiera con una orden judicial me han cumplido. Esta situación ya no solo vulnera mis derechos, sino también los de muchos compañeros que están pasando por lo mismo. Hemos tocado puertas en la Supersalud, pero seguimos sin solución”, afirmó con frustración.
César también enfrenta otras condiciones médicas como hipoacusia neurosensorial y vértigos, lo que agrava aún más su situación de salud. “Las mañanas son duras. Hay rigidez, dolor, y encima de eso uno tiene que venir hasta acá, gastar lo poco que tiene, para que le digan que no hay medicamentos”.
El drama de este usuario refleja una realidad que afecta a cientos de afiliados a distintas EPS en Valledupar. Las demoras, la falta de comunicación clara y la ausencia de soluciones efectivas han generado desconfianza y agotamiento en quienes solo buscan un tratamiento digno.
