Ante el Juzgado Séptimo Penal Municipal, con funciones de control de garantías habló Luis David Pérez Pertúz, de 20 años, quién no sólo confesó que es responsable del asesinato a machete de dos menores de edad en Camperucho, zona rural de Valledupar, sino además relató cómo sucedieron las cosas.
El macabro caso sucedió en una finca de la vereda Camperucho, donde residía Carmen, la mamá de las víctimas. Se conoció inicialmente que uno de los presuntos responsables gustaba de esa mujer, por lo que llegaron en estado de embriaguez buscando abusar sexualmente de ella. Sin embargo, la Fiscalía manejó los hechos de otra forma.
“Usted y otro sujeto llegaron de manera violenta a la finca donde está la madre de los niños preguntando por una persona de nombre Gabriel Alfonso González Romero (tío de los menores) y al no encontrarlo, su acompañante saca un machete y golpea una mujer de nombre Dayana González Romero, quien cae al suelo. Luego agarra por el pelo a Carmen González (madre de Humberto y Emel) y la tira al suelo, le coloca un cuchillo en el cuello y le dice que le va a cortar el cuello y la cabeza. Al ver eso, uno de ellos salen a defender a su mamá y es ahí cuando los matan a machete”, el relato sobre el crimen.
Los menores respondían a los nombres de Humberto Rafael y Emel Anderson Páez González, de 13 y 15 años respectivamente. Ambos murieron tras ser heridos con machete la madrugada del domingo.
Por estos hechos, la Fiscalía 9 Seccional le imputó cargos a Luis David Pérez por los delitos de homicidio agravado en concurso homogéneo. Pese a que mostró arrepentimiento Luis David deberá pagar por sus actos.
Se entregó
En las últimas horas, PORTAL ENLACE, conoció que el segundo presunto responsable de los asesinatos identificado como Deivis Ropalino García, se entregó. El hombre de 31 años se presentó ante guardias indígenas y luego fue llevado ante la Fiscalía para que sea judicializado.
Sepelio de los menores
Este martes a las 4:00 de la tarde en el barrio La Pista de Codazzi, Cesar iniciaron las honras fúnebres de Humberto y Emel Anderson Páez González, de 13 y 15 años respectivamente. Familiares y amigos los despidieron y en medio del dolor pidieron justicia.