Las dos fotos que ven tienen menos de cuatro días de diferencia de haber sido tomadas. Una refleja cuando el Rey Vallenato, Juan David ‘Pollito’ Herrera se reencontró con su madre, Ana Pimentel Herrera, el pasado fin de semana y la otra cuando los restos de su progenitora yacían en el féretro.
Su muerte en las primeras horas del martes impactó a la familia del acordeonero, generando que el mundo de la música vallenata expresara las condolencias, así como quienes conocieron a Ana Pimentel Herrera.
Antes de la 1:00 de la tarde de este martes llegó el cuerpo de Pimentel a la cuadra donde vivía en el barrio San Martín, en el sur de Valledupar, para que sus familiares, amigos y vecinos la vieran. A las 2:00 pm el carro fúnebre con los restos de Pimentel los trasladó hasta el corregimiento Evitar, en jurisdicción de Mahates, Bolívar, de donde era oriunda. Este es el lugar escogido para que se haga su sepelio.
El Pollito Herrera, antes de liderar el traslado del cuerpo de su madre a Evitar, dialogó con los medios de comunicación y expresó que Dios le permitió ver a su madre y no le embarga la tristeza, aunque a veces parezca difícil entender que su progenitora no esté con él.
“Es algo que normalmente duele y uno no puede decir que no. La honra y la gloria es para mi Padre. Mi vieja se fue tranquila, se fue contenta. Esa angustia que tenía se le quitó y partió. Al Señor le pareció que descansara. Sufrió demasiado y las cosas de Dios yo la respeto”, comentó Herrera.
Con respecto a qué canción le dedicaría a su madre, el acordeonero expresó que Dios en su momento le va a regalar una canción cristiana, la cual también podría presentarla Festival Vallenato cristiano. “Tomé esa decisión, primero para predicar la palabra y se glorifique. Ese es el propósito de Dios y aquí estoy gracias a Dios y asumiendo”, concluyó el Rey Vallenato.
Juan David Herrera recobró la libertad el 17 de enero, tras cumplir una condena de 12 años por acceso carnal abusivo con menor de 14 años. En un principio estuvo preso en la cárcel Judicial de Valledupar, pero luego fue trasladado a la cárcel de Cómbita, en Boyacá.