Los recuerdos de Jorge Antonio Oñate González despiertan de inmediato la memoria haciendo su inevitable recorrido pudiendo aterrizar en la tarde del miércoles 14 de marzo del año 2007, al artista conceder una amplia entrevista donde habló de lo divino y humano de su larga carrera artística que al final sumó más de medio siglo.
Ese día, en una de sus respuestas hizo un cálculo vallenato-musical para concluir que era el artista que más clásicos vallenatos había grabado.
Enseguida dijo. “Hace algunos años se grabaron 100 clásicos de la música vallenata y el 70 por ciento los he grabado partiendo desde el año 1968”. Y continuó. “La verdad es que son más de 250 clásicos vallenatos a los que les puse mi voz con grandes acordeoneros”.
En ese momento Jorge Oñate se emocionó y sin preguntarle comenzó a expresar su sentir. “Dios me concedió la oportunidad de ser un cantante que me esmeré en ir a buscar en pueblos y caseríos a humildes, pero talentosos compositores que me entregaron sus cantos que hoy son la mejor vitamina para el folclor vallenato. Esa ha sido mi contribución a la música que amo desde muy niño”.
Al indagarle sobre si podía escoger un clásico vallenato grabado con cada uno de los acordeoneros, los cuales contribuyeron al otorgamiento de premios, distinciones y los más altos reconocimientos a nivel nacional e internacional, manifestó. “Eso sí es bien difícil. Es como querer ver el sol en las noches”.
De todas maneras intentó y se metió a esculcar en las canciones grabadas con los hermanos López. Se quedó pensativo y confesó. “Demasiado difícil. Mire, se me ocurren así rápidamente las canciones: ‘Diciembre alegre’, ‘Bertha Caldera’, ‘Siniestro de Ovejas’, ‘La Paz’, ‘Los tiempos cambian’, ‘Amor sensible’, ‘Mi gran amigo’, ‘Recordando mi niñez’, ‘Tiempos de la cometa’, ‘Bajo el palo e’ mango’, ‘La vieja Gabriela’, ‘Las bodas de plata’, ‘Saludo cordial’, ‘Mi canto sentimental’, ‘El cantor de Fonseca’, ‘Palabras al viento’, ‘No voy a Patillal’, ‘La Loma’, ‘Dos rosas’, ‘Rosa jardinera’, ‘La muchachita’, ‘Entre placer y penas’, ‘Marula’, ‘Alicia, la campesina’ y ‘Déjala vení’, entre otras”.
Frenó en seco y expresó. “Dios santo, y las que se quedaron por nombrar. Mejor dejemos hasta ahí porque la lista es larga con todos los acordeoneros que fueron claves en mi carrera artística”. En ese momento renunció a continuar y vino la siguiente pregunta.
¿Le hubiera gustado grabar nuevamente con Juancho Rois? Se le iluminaron los ojos y sin pensarlo anotó. “Claro, así como lo hizo con Diomedes Díaz. Ese disco hubiese sido maravilloso porque Juancho sabía darle la nota justa a cada canción. Otra cosa, hablando de Juancho, se quedó sin la corona de Rey Vallenato en el año 1991”.
Con conocimiento de causa hizo la respectiva explicación. “Todo porque en la ejecución del paseo ‘Lucero espiritual’ de Juancho Polo Valencia, se emocionó y lo caseteó, quebrantando el reglamento del concurso. Juancho era un genio tocando el acordeón y mejor persona”.
Ese era Jorge Oñate, franco y que no le pesaba la lengua para emitir sus conceptos sobre distintas facetas del folclor vallenato donde hasta sus últimos días se movió como pez en el agua.
Discoteca abierta
De otra parte, entre las acciones a favor de su carrera artística a la que se entregó con pasión están diversos hechos que son de gran significado.
En Radio Guatapurí por espacio de 21 años el locutor Mario de J. Puerta Gómez todos los sábados de 2:00 a 6:00 de la tarde realizaba el programa ‘Discoteca abierta’, el cual tenía una gran sintonía y donde los oyentes eran los protagonistas porque a través de llamadas solicitaban su canción favorita.
‘El Jilguero de América’, se las ingeniaba y durante varios años a través de su secretaria Lorena Orozco, quien llevaba a la oficina a varios amigos y vecinos, hacían las llamadas a la emisora. De esa manera, más del 50 por ciento de las canciones que sonaban en ‘Discoteca abierta’ eran interpretadas por Jorge Oñate.
Mario Puerta, nunca se enteró de esa estrategia, pero muchos años después se convirtió en el manager y mejor amigo de Jorge Oñate.
También ‘El Jilguero de América’ era muy acucioso con los boletines de prensa sobre sus distintas actividades musicales que se llevaban directamente a todos los medios de comunicación de Valledupar.
El jefe de prensa hacía el recorrido desde bien temprano con el taxista Martín Avendaño. Además, el artista solicitaba que el boletín lo leyeran en vivo y en directo Javier Fernández Maestre, en su programa ‘Vallenatos seis en punto’ de Olímpica Stéreo e Isaac León Durán en ‘Vallenatos del momento’ de Radio Guatapurí. Al regresar a la oficina se tenía que fijar en la cartelera el boletín de prensa para que los músicos y visitantes leyeran las más recientes novedades.
Jorge Oñate, siempre fue el cantante más cercano con los periodistas, locutores, operadores de sonido, fotógrafos y camarógrafos de los distintos medios de comunicación, a quienes solía darles un regalo cada fin de año.
La canción que no grabó
El compositor Hernán ‘Nancho’ Gómez, la tarde del viernes 17 de enero de 2020 en las Oficinas de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata se encontró con el cantante Jorge Oñate y su señora Nancy Zuleta, a quienes les cantó su paseo en tono menor ´La voz del Jilguero’. Vino el abrazo y la frase contundente. “Que le canten a uno es algo bonito. Gracias compositor”.
Después llegó la promesa de grabar la canción para el homenaje en el 53° Festival de la Leyenda Vallenata, entregando el compositor el audio y la letra.
El tiempo pasó y a principios del pasado mes de enero volvieron a hablar y se ratificó la promesa que no se pudo cumplir. La obra quedó como testimonio de reconocimiento para el artista que supo darle el mejor manjar musical al folclor vallenato.
Un Jilguero el que trinaba sin cesar
con la brisa a su favor, que gran hazaña
y armonioso su canto llegaba
de su terruño hasta Valledupar.
Sin su aporte el vallenato no era igual
después de él surgió un acorde perdurable
dos etapas define al cantante
y un acordeón se atrevió a desafiar.
Fue el creador quien puso en las notas
la voz más bonita, mil detalles
El Jilguero traía una misión
y oxigenó este canto tan tradicional.
Cuando huyen las palabras
Jorge Oñate, ‘El Jilguero de América’, ‘El Ruiseñor del Cesar’, ‘La leyenda’, partió dejando una estela de dolor que se reflejó en sollozos, cantos, recuerdos y en las famosas ‘Oñatadas’ que fueron un ingrediente más para darlo a conocer.
Las palabras no suelen huir, pero esta vez agotadas por los lamentos prefirieron escuchar esos cantos que a Jorge Oñate lo hicieron grande en el concierto vallenato, como aquel donde con la voz untada de tristeza después de impregnarse con la historia del compositor Camilo Namén se le escuchó decir en el año 1971: “Tan bueno y tan noble como era mi padre, y la muerte infame me lo arrebató, esos son los dolores y las penas tan grandes, que a sufrir en la vida le pone a uno Dios”.
O de inmediato remitirse al romanticismo de Gustavo Gutiérrez Cabello, al que Jorge Oñate le puso todo el sentimiento para repasar esos senderos donde muchas veces se escondía el amor.
“Nunca me arrepiento de lo que viví, queda la enseñanza si me equivoqué, lo mismo que para donde voy a ir, que voy a hacer mañana al reiniciar, con el conocimiento que aprendí, caminaré derecho hasta el final. El que esté golpeado por la vida que se enamoré”…
por Juan Rincòn Vanegas