La niñez y la adolescencia son un periodo de desarrollo de diversos cambios que se pueden reflejar en lo corporal, en pensamientos y sentimientos fuertes como el estrés, la confusión, la incertidumbre e incluso, la presión para lograr una meta. Para algunas personas, cuando estos cambios se combinan con otros eventos o cambios en sus familias como el divorcio, mudarse de casa y empezar una nueva vida o simplemente cambiar amistades, pueden ser tristes y volverse abrumadores, donde el suicidio, aparece como solución para ellos.
Según datos revelados por la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es un problema de salud pública que provoca la muerte de 800 mil personas en todo el mundo. Actualmente es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años, quienes han utilizado desde métodos blandos en los que la acción o la respuesta se puede llegar a salvar la vida, como también otros métodos que son más letales donde la muerte ocurre de manera inmediata.
En el panorama nacional, las cifras no son alentadoras, pues el Observatorio del Bienestar de la Niñez, revela que entre 2010 y 2019, el 17% de los suicidios se presentaron en niñas, niños, adolescentes y jóvenes entre los 5 y 19 años con un promedio de 399 casos anuales. La tasa de suicidio por 100.000 habitantes osciló entre 4 y 5,7 en toda la población, mientras que, entre las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, entre los 5 y 19 años, rondó entre 2,6 y 3,5.
De acuerdo con Adriana Vergara, directora del programa de Psicología de Areandina Valledupar, existen varias maneras para identificar ideas de suicidio en niños y adolescentes. “Está la forma directa verbal que es cuando la persona dice abiertamente que su vida no tiene sentido, que se quiere morir o suicidarse. Está la directa pero no verbal, donde la persona deja una carta o mensajes de whatsApp explicando abiertamente que se va a quitar la vida. También está la forma indirecta donde niños y adolescentes dejan señales o indicios que contemplan la conducta suicida con mensajes de despedida o heredando sus pertenencias a otras personas”, explica la experta.
Sentimientos y pensamientos, signos de advertencia
La académica Vergara es enfática en señalar que hay señales de alerta y a los que se debe prestar mucha atención. “Es importante conocer las emociones o sentimientos de los menores, aun cuando su lenguaje gestual podría demostrar mucha tristeza y en algunos casos, ni ríen ni lloran. En algunos caos, los menores crean pensamientos de manera verbal o mensajes escritos de forma indirecta con palabras de despedida. Así mismo, a nivel de comportamientos se pueden identificar intentos de suicidios con marcas en su cuerpo como cortadas y la búsqueda frecuente de información en redes sociales sobre métodos para suicidarse o formas letales para acabar con su propia vida”.
De acuerdo con Vergara, si bien el fenómeno del suicidio no se puede considerar de una óptica o una dimensión, ha y que considerar varios aspectos en el que intervienen elementos desde lo biológico, el historial de aprendizaje, su entorno ambiental o situaciones vitales estresantes. “No podemos definir un solo motivo o causa porque el suicidio es un fenómeno complejo, pero sí es importante analizar todos los factores. Debemos tener claridad de que la persona que tiene conductas suicidas, no es cobarde, ni valiente, es una persona que no quiere morir solo, que quiere dejar de sufrir y no sabe cómo hacerlo”, afirma la directora.
¿Existe tratamiento para evitar el suicidio?
La experta Vergara asegura que, para casos de suicidio, existe el tratamiento desde psicoterapia o tratamiento farmacológico en casos severos cuando hay intento. “Desde la misma ideación hay que tomarlo como un riesgo, solo si ésta, es frecuente, hay un plan estructurado o solo hay ideas de muerte, mientras más esté estructurado sea el plan, habrá mayores riegos”, enfatiza.
Y agrega, “es muy importante el trabajo desde las redes de apoyo familiares y sociales para tratar estos casos, que la familia, incluso el mismo niño, niña o adolescente, conozca que existen líneas de ayuda que funcionan las 24 horas ante situaciones de crisis emocionales, que sepan cómo activar una ruta o acudir un servicio de urgencia, cómo dirigirse a un profesional de salud mental desde su EPS o informar al orientador escolar de la institución educativa, para que estas personas que necesitan ayuda, sean atendidas de manera oportuna e inmediata”, aclara la académica.
Recomendaciones para evitar ideas de suicidio
Para la directora Vergara, los padres y los miembros de la familia pueden ayudar a los niños, niñas y adolescentes a afrontar el momento cuando la vida parece demasiado difícil de soportar, por lo que recomienda:
· Realizar actividad física: hacer ejercicio eleva los estados de ánimo estimulando la producción de endorfinas, alivia los síntomas de salud mental y apoya el plan de bienestar del menor.
· Crear conversaciones amenas: aprovechar la mayor cantidad del tiempo para crear conversaciones con el menor de una manera respetuosa y comprensiva. Escuchar atentamente evitando interrupciones y juicios.
· Tener comunicación afectiva: ofrecer palabras de apoyo y ser comprensivos. Al momento de hablar con ellos, se debe animarlos a hacerlo a su manera y ritmo. Motivarlos al reconocimiento de la importancia de las emociones y a comunicarse más con seres queridos, amigos o familiares.
· Acudir a redes de apoyo: buscar ayuda en la familia, amigos o de un profesional de la salud en caso de que la situación sea muy delicada e implique el inicio de un tratamiento. En caso de llegar a este punto, es importante acompañar a la persona en todo el proceso, haciéndole sentir a esa persona que todo estará bien.