El mundo rutinario de ahora no nos permite tomarnos un rato de nuestro tiempo para ser conscientes sobre las acciones que tenemos día tras día.
Llevar al colegio a los niños, ir al trabajo, cocinar los alimentos para la familia, ayudar en las tareas o incluso dormir. Estas cosas las hacemos casi por ‘inercia’, un recorrido que nos sabemos de memoria y que poco cambiamos al menos para encontrarnos con algo diferente.
Ni siquiera algo tan simple para muchos, como respirar, lo hacemos de manera consciente. Pues vamos en ‘piloto automático’ por la vida, sin darnos un minuto para analizar lo que está sucediendo a nuestro alrededor.
Uno de los primeros pasos para despertar de esa rutina es reconocerlo. Puedes pensar en todas las tareas que realizas en el día y reflexionar sobre cómo y por qué las haces, si estás ‘conduciendo’ tú o simplemente vas en la silla de pasajero.
Después de ello, respira. ¡No es broma!, respira de manera pausada, lenta, diferente a lo habitual. Ten conciencia de lo que estás haciendo y disfruta de tu minuto.
Al ser consciente de algo tan pequeño, y disfrutarlo, te llevará al segundo pensamiento que es imaginarte cuántas cosas puedes hacer de esta forma y qué tanta felicidad tendrías. Por supuesto, los minutos pasan rápido y al menos merecemos saber que lo estamos utilizando bien.
¿Le dijiste a tus hijos o seres queridos que los amas? ¿Cuando estás a solas en qué piensas? ¿Tus preocupaciones te agobian? ¿Si aún tienes metas, qué estás haciendo para cumplirlas?
Todos estos interrogantes se pueden ir resolviendo fácilmente. Lo importante es analizar las respuestas. De seguro encontrarás algo nuevo. Si es así, ¡bienvenido! has desactivado el piloto automático para conducir tú.
Feliz día. Sonríe. Esto apenas inicia.
La Positiva